jueves, 13 de abril de 2017

¿El destino está escrito?

¿EL DESTINO ESTÁ ESCRITO?

Entiéndame cuando escribo este título, querido lector. En ningún momento intento sentar las bases de una nueva psicología ni tampoco decir que mi verdad sea la absoluta, porque verdades, entiéndase opiniones e idiosincrasias, hay muchísimas en este mundo.
Últimamente he estado pensando muy a fondo en que eso de creer que podemos cambiar el destino no es más que una etiqueta que se ha inventado el ser humano para creer, como suele pasar con otras cuestiones, que somos dueños de todo lo que ocurre bajo el Sol. Yo creo que el destino está escrito al 50%, porque si estuviera totalmente escrito casi no valdría la pena vivir. Me explicaré cuando digo lo del 50%, y es que soy de la opinión de que hay ciertos sucesos que te llevan a formarte como persona. Hay hechos pasados, presentes y futuros que modifican o modificarán tu comportamiento, tu forma de ver el mundo. Muy bien, esos hechos en mi opinión son completamente inalterables porque vienen a ti sin que te des cuenta, y forman parte de la irreversibilidad de la propia vida. Sabemos que estamos en este mundo de paso; nunca sabemos cuando nos va a llegar el momento de abandonarlo, ese es un hecho indiscutible. Por lo tanto hay ciertas cosas que simplemente se nos presentan y hay que lidiar lo mejor posible con ellas.
Por supuesto, gozamos del libre albedrío y de las decisiones que tomamos, las cuales, pueden variar según nuestro estado de ánimo. Gracias a este libre albedrío podemos cambiar nuestras decisiones erróneas para no volver a cometer dichos errores. Esto, y otras decisiones personales, forman parte de ese 50% que nos pertenece y que podemos cambiar.
Alguien me dirá, y es lógico que lo hagan, que lo que ocurre en nuestro futuro es todo consecuencia de cada una de las decisiones tomadas en el presente, pero no somos personas con el don de ver más allá de nuestras narices, imagínese la pequeña posibilidad de que alguien pueda ver más allá de su tiempo si ni siquiera somos capaces de mirar más allá de nuestras narices.
Hay otro punto del destino que también me llama mucho la atención y es que sería lógico pensar que si no poseemos la capacidad de ver el futuro, gozamos de una pequeña potestad para 'cambiar' nuestro destino. Y es que yo creo en definitiva que el destino no existe; es todo una suma de circunstancias que te llevan a un lugar u otro. Digo esto porque para mí el destino no es más que una ilusión irreal que nos lleva a pensar que viviremos mucho más tiempo del que, sin saberlo, es posible que vivamos.
Por otra parte, están todas aquellas cosas que sí que podemos controlar de un modo u otro, por ejemplo, yo puedo decir que me encanta escribir y que estoy disfrutando al escribir esta humilde columna que, ya puestos, espero que sea de vuestro agrado. Eso que acabo de decir es una parte de mi vida que sí puedo controlar, y yo decido en qué medida me involucro en la escritura o dejo de involucrarme.
De modo que el que diga que el destino está completamente escrito creo que lleva razón a medias, porque siempre habrá ciertas cosas que el ser humano decidirá que pasen así. Otro tema son las decisiones que recaen sobre otras personas acerca de algo tuyo. Ya que estoy hablando un poco de escritura, yo decido que quiero ser escritor y pongo todos los medios a mi alcance para conseguirlo, pero lo que no puedo cambiar es la decisión editorial sobre mi obra.

A modo de conclusión, diré que creo que nadie tiene la verdad absoluta sobre este tema y, como se suele decir coloquialmente: ni pa ti ni pa mí. El destino es ese 50% agridulce que en cualquier momento te puede cambiar los esquemas incluso de aquello que sí puedes controlar.

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